Vanessa ha terminado el curso, ha aprobado todas las asignaturas y su madre muy contenta le ha prometido un regalo. Piensa, la ilusa, regalarle una cadenita de oro con el signo del zodiaco y Vanessa que es una adolescente en plena efervescencia le dice:
-No digas bobadas mami..., ese regalo es prehistórico...
-¿Dónde voy yo con esa cadenita...?
-Prefiero que me compres ropa, mamá.
-Pero hija..., sí tienes mucha ropa, yo ya no se donde meterte tanta ropa..., tienes los armarios a reventar...
-Mami, ¿No ves que siempre llevo la misma ropa...?
-Si ya veo, que siempre vas con ese vaquero lleno de rotos y descosidos y esa camiseta negra que pareces un pajarraco, con lo mona que eres...
-¿ No me negarás que tienes el armario lleno de ropa?
-Mamá ya estás con las mismas tontunas de siempre...
- ¿Me quieres hacer un regalo...?
Pues acompáñame esta tarde de compras, que no quiero ir yo sola, que luego siempre me toca devolver lo que compro porque no te gusta...
- ¿Qué dices Vanesa, si tú siempre te compras lo que te da la gana?
- Sí, sí pero siempre me dices que vaya pintas que llevo, etc...
-De acuerdo te acompañaré, pero por favor no me metas en esa tienda que tienen la música como si fuera una discoteca, que acabo loca de la cabeza...
-Mamá todas las tiendas tienen música. ¿No pretenderás llevarme al Cuento Inglés?
Madre e hija cogieron el coche y se fueron al centro de la ciudad, después de dar mil vueltas consiguieron aparcar en un parking...
Cosa que no le gusta mucho a la madre pues odia los parking porque no sabe como lo hace pero siempre se queda corta o se pasa del dichoso aparato para meter el tiquek y eso la pone muy nerviosa.
Llegan sobre las 5 de la tarde a la calle comercial, la hija delante y la madre detrás, y entran en el primera tienda en: “Cara”.
Vanessa es una adolescente esbelta y guapa, pero ella dice que tiene muchas caderas..., y su obsesión es tapar esas caderas con grandes camisetas y pantalones modelo : " cagaos".
Va de stand en stand cogiendo pantalones con rotos y camisetonas largas de colores oscuros.
Su madre va por otro lado cogiéndole pantalones sin agujeros, de colores alegres y camistetitas con florecitas...
Llegan a los probadores y hay una cola enorme y mientras esperan Vanessa le dice:
-¿Eso que llevas ahí será para ti...?
-No hija es talla 38 y yo tengo la 42, esto es para tí...
-¿Pero cómo pretendes que vaya vestida con esas pijerías de florecitas? (le dice Vane bajito)
-De pijería nada, de colores alegres, estamos en verano, se ha acabado el invierno y vamos a dejar ya las camisetonas negras...
¡Ya está bien de ir..., siempre de negro...!
-Pues vas lista si crees que me voy a poner eso... Y..., baja la voz por favor mamá.
-Ya veremos Vane...
Entran en el probador las dos juntas con casi diez prendas cada una y apenas si caben allí dentro.
La música suena a tope y hace un calor sofocante.
-Me salgo fuera creo que me voy a a marear.
-Espera cógeme la ropa y yo te la voy pidiendo.
Emilia salió fuera con un montón de ropa colgando de sus brazos en cruz.
-Esto es axfisiante le comenta a otra señora que está fuera en el probador de al lado...
La cual está discutiendo con su hija porque quiere una falda negra y la madre le dice que eso no es una falda que parece un turbante un poco ancho, que su padre no va permitir que salga a la calle con eso.
Se oye gritar a la niña:
-¡ Si no me compras esa falda no voy a la comunión!
-Está bien Paulina...:
¡Comprate la falda!
Y ten cuidado con esos zapatos que como te caigas de ahí te vas a romper la crisma...
-Que haga lo que quiera, yo, ya no me llevo sofocones con ella - Comenta la señora mirando a Emilia-
-Esta moda no hay quien la entienda, unas apenas utilizan dos palmos de tela para hacer los modelitos y otras como la mía, ya ve usted el modelito: camisetas enormes, oscuras y pantalones medio rotos...
Tapadita va bien tapadita...
Pero por dios... ¿Es que no hay un termino medio?
-Pues si que habrá un término medio pero a nosotras no nos ha tocado...
-Mamá vete a buscarme otra talla que esta me está muy grande... -Dice Vanessa-
-Emilia abre la cortina, y... "plaf"..., cierra boba... no ves que estoy desnuda y me ven..., vete a cambiarme el pantalón...
Y Emilia descorre un poco la cortina por abajo y le tira todo el montón de ropa y se marcha a buscar el pantalón.
Mientras está buscando el pantalón, ya se está arrepintiendo de haber aceptado ir de compras con su hija, la música discotequera está a tope y tiene la cabeza que le estalla.
Coge el pantalón y lo mira y lo remira está lleno de agujeros y es idéntico a dos o tres que tiene en casa y que ella lava con desgana a menudo.
Piensa otro igual..., no pienso consentirlo cogió todas las tallas 36 y se las llevó a los probadores y los arrinconó en uno vacío.
-Vane no hay tallas...
-¿Cómo que no..., si yo he visto que había antes?
-Pues se habrán acabado, pruébate esos que te he cogido yo...
-Eso ni lo sueñes...
-Pues acaba pronto que me estoy mareando.
-Ya sabía yo que me ibas a amargar la tarde mamá...
Salieron de "Cara" y entraron en "Papaya".
-Te has empeñado en entrar aquí y yo aquí no pienso comprarme nada.
-Mira hija estos también tienen agujeros pero no tan grandes y son un poco más claritos ahora para el verano.
-Pues cómpratelos para ti que yo esos no los quiero.
Entraron en "violín", allí la música era un horror, los decibelios multiplicaban por mil lo recomendado para la normalidad .
La tienda estaba llena de adolescentes cogiendo prendas de un lado y de otro...
-¡Ostia tía como mola este pantalón! -gritaba una chica.
Vanessa iba delante y su madre detrás con los brazos en cruz donde le iba colocando modelitos, todos iguales o al menos eso le parecía a Emilia.
Otra larga cola en los probadores y la música discotequera hace bailar a las chicas que esperan sonrientes cargadas de prendas veraniegas.
Mami porfa: búscame una talla más de esta camiseta, una sudadera marrón en lugar de verde y si ves un pantalón como este me traes una talla más.
-¿Y que hago con todo esto que me has colocado aquí?
-Pues déjalo aquí...
-¿Dónde si no cabe?
-Aquí en el suelo...
A Vanessa sólo le caben los pies en el probador ya no hay más espacio en el suelo.
Emilia respiró hondo, buscó y rebuscó entre montones de ropa y le llevó todas las prendas que su hija le había pedido.
Por fin se abandonó a los deseos de su hija le llevó todos los trapos y se dijo:
¡Qué se compre lo que quiera! Ya no aguanto más aquí...
Salió del probador Vane muy sonriente y le dijo a su madre:
Me quedo con todo esto, fueron a la caja y después de una larga cola, pagaron, y salieron de la tienda, serían las nueve menos cuarto de la noche. Entraron en una cafetería se tomaron un café con un sanwich.
Emilia tenía cara de cansada pero de alivio por haber salido de la tienda - discoteca que la estaba volviendo loca.
Vanessa se acercó a su madre y le dió un fuerte beso y le dijo:
-Gracias mami...