Llegada a Lisboa, entramos por el el puente 25 de Abril
Pasamos una pequeña aventura, por un mal entendido con la hora de llegada y el dueño del apartamento. Como veréis el apartamento era precioso. Era el estudio de un pintor. Estaba detrás de la Catedral, en el barrio Alfama y desde la ventana se veían pasar los barcos por el estuario del Tajo.
Pero resulta... que hemos escogido el peor fin de semana para visitar Lisboa.
Llueve, llueve, tras de los cristales...llueve y llueve...
A pesar del mal tiempo..., salimos a pasear por Lisboa, aprovechando que estábamos alojados en pleno centro.
La Catedral
Paseamos por las calles de fachadas desconchadas y repletas de cafeterías con escaparates atiborrados de ricos pastelillos.
Y..., para rematar fuimos a cenar a un bar típico donde cantaban fados mientras cenábamos, y..., allí nos clavaron...
Rua Augusta
Después de media, o tres cuartos de hora entramos en el claustro manuelino, que a mí me pareció precioso.
Seguimos con lluvia, camino de la Torre de Belén.
Había vendedores de paraguas... y paraguas rotos por todas partes.
Y...,, esta exquisita comida, como premio... a una mala mañana por el temporal de lluvía.
Cuando Enrique fue a echar mano del dinero, que había guardado en el bolsillo delantero del vaquero, tenía los bolsillos vacíos.
¡Se lo habían mangado todo..! Probablemente en el tranvía. Nos dieron un buen atraco....
Buscando un cajero, podíamos haber ido a Praga...- nos dice..., Enrique...
Cogemos otro tranvía para ir a ver el castillo de San Jorge. Enrique se metió el dinero en el bolsillo de la cazadora, en el pecho, y echó la cremallera.
En el tranvía yo no perdía de vista el bolso de Enrique, porque tenía muy encima a una chica un poco sospechosa, pero la sospechosa, era más lista que yo... y cuando se dio cuenta Enrique, le tenía abierta la cremallera y al descubrirla se fue hacia el conductor...
Por, "esto..." no le mangaron por segunda vez los cuartos...
Debíamos de llevar en la frente un cartel que ponía : "Pardillos provincianos"
Después de no visitar el castillo de San Jorge porque llovía a mares, nos equivocamos y nos fuimos a la otra punta... Fuimos a visitar el barrio del Chiado. Aquí, mi marido, que pese a las adversidades tiene muy buen sentido del humor, saluda a Pessoa y le dice, que..., encantado..., pero... que ya le han visto a él otra vez por Portugal...
Yo en cambio le digo que pienso volver otra vez..., en alguna primavera.
Sería por aquí cuando a mi hermano le mangaron el paraguas...ja,ja,ja...qué viajecito...
Ascensor de Santa Justa
Plaza de Figueira
Tomando un cafetito con ricos pasteles en el Café Central.
Carromatos, coches y tranvías con bonitos dibujos de colorines, cafés y pastelerías, en las fachadas azulejadas y desconchadas por el salitre, le dan un aspecto infantil y mágico a esta bella ciudad, que a pesar de la lluvia y de los "manguis", a mí, me ha encantado.
P/D: Cuando nos marchábamos de Lisboa, el lunes, vimos una tremenda nube negra que fuimos dejando atrás, camino a Zarza. Esa nube debió de ser la que descargó y provocó las inundaciones tan tremendas que hubo, justo, justito, en el barrio donde nosotros estábamos alojados.
¡Todavía, tuvimos suerte!- dice Enrique... Ja, ja. ja...