Me gusta mucho trotar
por el campo, al aire libre, respetando y sintiéndome parte de la naturaleza que me rodea…
Lo necesito como el
beber y el comer… Si por mí fuera viviría en medio un bosque, a ser posible en un
bosque de encinas…
Este fin de semana hemos pasado un estupendo día con las
niñas en el parque natural de Gredos.
No hay nada mejor para superar los malos momentos que
fundirse con la naturaleza, y caminar, caminar mucho…
Y, si puedes ir con gente chica y joven, mejor que mejor…
sus risas y sus voces cantarinas acaban con los pensamientos recurrentes…
El día fue espléndido, el sol brillaba y calentaba nuestros cuerpos, las aguas cristalinas del río Tormes corrían abruptamente, saltando inmensas rocas.
Las rapaces sobrevolaban planeando los limpios cielos…
El otoño pintaba el valle de colores ocres, rojizos y amarillos...
Y, allí, en la ladera de la montaña está clavado Bohoyo, un bonito y pintoresco
pueblo de Ávila.
Desde allí iniciamos una pequeña y empinada ruta entre
pinares y robles hasta llegar a una plataforma con inmensas rocas caballeras.
Me sorprendió la limpieza del pueblo y de toda la travesía..., ni un solo papel, ni un bote, ni una sola bolsa de plástico… Todo limpio, ni un papel de plata… ni una lata de cerveza o de Coca cola… Increíble
Tan solo naturaleza al cien por cien. No había ni personas…no nos encontramos con nadie en todo el recorrido...
Cogimos algunas setas, nos comimos el bocata y regresamos.
No fue muy larga la caminata, pero si
provechosa para el cuerpo y para el alma...