Se me ocurrió esta idea de meter la sopa de tomate al horno porque mi marido dice que no le gusta el pan "mojao".
La preparación es exactamente igual:
-En una cazuela se hace un sofrito de tomate rallado, cebolla rallada, pimiento y un ajito
muy picadito.
-Cuando está hecho el sofrito se le añade una cucharadita de "pimiento molio" de Zarza.
- Seguidamente le añades agua y sal y se deja cocer un rato.
Y aquí viene la variante:
El pan que yo tenía estaba demasiado duro para hacerlo en rebanaditas, entonces lo metí en leche y lo dejé que se empapara hasta que quedó blando.
Coloqué el pan migado en leche en una fuente de horno y por encima calé las sopas con el caldo preparado anteriormente.
Le añadí tres huevos batidos y lo metí al horno a 170º hasta que se quedó doradita la superficie.
Hay que comerlas recién hechas y están muy ricas, parece un pastel de sopa de tomates.
Como no tenía uvas, las acompañé de unas riquísimas aceitunas, que mi hermano me regaló, y de un higo que curiosamente todavía tengo en la higuera.
¡Salud!
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