A una Bella Mariposina

Esta mañana otoñal he salido a pasear por la dehesa, e iba pensando en tí...
Y..., cuando he visto a los lados del camino, que bajo hirsutos espinos grises, el llanto de la mañana ha hecho crecer de nuevo la suave y delicada hierba verde:

He vuelto a pensar en tí...

 Si debajo de este intrincado lecho de duros espinos secos es capaz de salir la hierba renovada, aromática y fresca, y sin ayuda de nadie, solita tira "palante" a pesar de cada día tiene que enderezarse y volverse a enderezar... de las agresivas pisadas de  humanos y de animales que por allí transitan ...

Yo..., he vuelto a pensar en tí...

 Tú..., que dispones de todo nuestro apoyo y de dos soles que iluminan y alegran tus despertares, tienes que ser capaz  de salir del secarral que este verano ha invadido tu cuerpo y te ha dejado larvada.
Y..., Que tu llanto sea como el llanto de la mañana y sirva para que germinen de nuevo las semillas de la ilusión de la vida.

He continuado mi camino y me he topado con  mariposinas revolanderas que han salido de sus crisálidas, bellas mariposas amarillas y blancas, que revolotean alegres y bailarinas con sus suaves y preciosas alas.

 Y..., he vuelto a pensar en tí...

 Y..., he deseado con toda mi alma que tú también salgas de tu crisálida pronto, renovada y alegre como tú eras...
 Porque tú eres como una bella mariposina, bailarina, delicada y sensible.
 Y, destacas a lo lejos por tus grandes ojos, vítreos como la miel; por tu cutis dorado y suave como la canela,  y por esa amplia y sincera sonrisa que ilumina todo tu rostro.

Y..., espero verte pronto volar, a nuestro alrededor alegre y jovial como siempre has sido, como una bella mariposa, bailarina, alegre y silenciosa.