El juego de la vilandra llegaba en el otoño cuando se recolectaba el maíz.
Recuerdo que en San Miguel nos sentábamos por la noche alrededor de la lumbre y con la luz de un candil de carburo desgranábamos los "millos", el maíz, lo hacíamos ayudados por una "Jusaa" que era la parte interior de la "panocha".
Mientras desgranábamos los millos los más mayores contaban cuentos de miedo, de fantasmas y de ánimas benditas que se aparecían y nos cagábamos de miedo los más pequeños
escuchándolos.
Mi marido dice que a ellos mientras desgranaban los millos les hacían rezar el rosario y él para no aburrirse iba desgranando fila a fila la panocha haciendo caminitos y labores en la "jusaaa".
Al rato de estar desgranado los millos, empezaban a picar las manos pues había algunos millos que tenían las aristas muy pronunciadas y hacían que la tarea no fuera muy agradable a veces.
Bueno..., pues con la "jusa"de la panocha y una vilandra empezábamos los juegos del otoño.
Este juego se realizaba del siguiente modo:
1º Había que tener una vilandra, que era como una raqueta rectangular de madera, parecida a un recogedor de basura y además la "jusaa" que era el objeto para ser lanzado.
2º Se jugaba en pareja.
3º Se hacía un gran círculo en el suelo y se metía en el un jugador, que con la vilandra lanzaba la "jusaa" lo más lejos y alto posible para que su oponente no se la devolviese.
Si se la devolvía y entraba en el círculo ganaba y se cambiaban los papeles entre los jugadores.
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