En mi infancia cuando más jugábamos y armábamos algarabías eran las noches de verano.
Noches calurosas, tórridas y noches alocadas...
Después de cenar las personas mayores sacaban las sillas a la puerta y todos los vecinos "tomaban el fresco" y se hablaban a voces de una puerta a otra.
Mi padre siempre se colocaba en la calle, al lado de la ventana de la cocina y con la luz mortecina que salía para afuera leía su novela pistolera.
Mi madre y mis tías se sentaban en medio de la calle y hablaban sin parar.
Los niños nos sentábamos en el paseo y decidíamos a que jugaríamos esa noche.
Uno de nuestros juegos preferidos era: "Que vayan todos mis criaditos."
Todos los niños se reunían entorno a un niño que ejercía de jefe y éste decía:
-Manda "quitales"... ( no se que significa..., es posible que fuera..., no sé...,).
- Manda los frailes...
-Que vayan todos mis criaditos, mis criaditos a besarle el culo a aquella señora del vestido negro... (por ejemplo)
-Y todos los niños salíamos corriendo, y disimuladamente había que enredar a la señora y hacer lo que nos había ordenado el jefe, entre risas y empujones, cumplíamos las ordenes.
-El último que llegaba la pagaba, se ponía en forma de burro y todos los niños, a la vez que íbamos cantando la canción, le íbamos sacudiendo la pavana.
La canción era:
"Acidera..."(acedera)
Vinagrera...
Pavo real...
"Amagal"... (amagar)
Y no "dal"......(Dar)
Un peñisquito (pellisquito) en el culo...
Y a "echal" (echar) a "volal" (Volar).
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