miércoles, 28 de septiembre de 2011

LA CHARITU (5)







Cuando la charitu llega al bar  su marido mira el reloj y le dice:

-¿Dónde has estado? Dentro de una hora tenemos el bar lleno y no has preparado ni un solo pincho.

Ella no le contesta, coge un jarrón de cristal, lo llena de agua y mete las margaritas y lo pone delante de la ventanilla de la cocina que la comunica con el bar, para no ver el careto de su marido en esa hora que falta para que lleguen los clientes.

Y él insiste:

-¿Dónde has estado? Seguro que has estado con tu amiguita del alma...
Pues menos amiguitas y canchondeos que la cosa no está para perder tiempo en bobadas. 
Ha llegado él de las patatas y él de los huevos y le he dicho que te los dejara ahí en la cocina.

-!Contestamé¡ ¿Dónde has estado? 
 En el frigorífico tienes las verduras...

Charitu sigue sin contestar a su marido, coge un delantal de detrás de la puerta, se lo pone y a continuación  se pone un pañuelo en la cabeza y enchufa la radio.
Se lava las manos y empieza a colocar los alimentos que va cocinar encima de una mesa enorme de mármol blanco que tiene en la cocina, en su cocina.

Empieza de izquierda a derecha:

1º Las espinacas, las acelgas, los calabacines, el apio, el perejil, los pimientos, los tomates, las zanahoria, las berenjenas, las cebolletas tiernas y los puerros.

2º Las patatas, los huevos y los ajos.

3º La carne picada, los morros, las orejas y los callos.

4º El chorizo, la morcilla, el codillo y el jamón.

5º Aceite de oliva, sal gorda, vinagre,vino blanco y vino tinto.

6º Las especias: laurel, tomillo, romero, clavo, pimienta etc...

Todo, perfectamente, colocado en la mesa como si fuera la paleta de un pintor.
En el centro de la mesa una enorme tabla de madera de encina para cortar los alimentos y a su derecha grandes cuchillos de acero bien afilados.
Por fin su marido la ha dejado en paz, ha llegado un cliente y le está atendiendo.
Charitu empieza con las verduras, las lava bajo el grifo y las va troceando encima de la tabla de cortar y las va colocando por colores en grandes platos de loza blanco.
 A gran velocidad pela las patatas, pica las cebollas y los puerros y los va colocando en ensaladeras de loza blanca.
Seguidamente aliña la carne picada, y con unas enormes tijeras trocea  los morros, las orejas y los callos que ayer ya dejó limpios y cocidos. 
Va colocándolos en fuentes de barro blanco.
Parte el chorizo, la morcilla , el codillo y el jamón y lo coloca en platos de loza blanca.
Muy ordenadamente de izquierda a derecha, Charitu va cocinando primero las verduritas:
Las espinacas rehogadas con pasas y piñones, las acelgas rebozadas, los calabacines a la plancha.
Tortillas de patatas con cebolla y sin cebolla.
Albóndigas, orejas, morros, callos con chorizo y morcilla de arroz.
Su manos van de un plato a otro a gran velocidad, y, muy limpia y cuidadosamente, va  pasándole por la ventanilla a su marido, sin mediar palabra, los platos cocinados.
No mira a su marido, no necesita mirarle para saber que ya se ha calmado.
Entra en la cocina para ya no salir  de allí en toda la mañana y escucha música en  Radio 3, que  es su emisora preferida.
Mientras cocina está pensando en lo que le ha dicho la Pilina de ponerse "laintelné" en casa.
Hablará con su marido a ver que le parece, le dirá que le viene muy bien a los chicos para hacer los trabajos que le mandan en el instituto.
Pero no puede plantearselo así, pues él dirá: que no quiere "laintelné" para nada.
Por experiencia ya sabe, que su marido siempre hace lo contrario de lo que ella dice o hace, entonces le dirá:
Me he encontrado con la Pilina y me ha dicho..., no se qué bobada..., de que pongamos "laintelné" en casa, que ella la ha puesto y las chicas estudian muy bien por ahí...
Y yo le he dicho: no.., no..., que ya bastante tienen con estar plantados, en cuanto pueden, delante del televisor como para comprarles ahora un ordenador...


Continuará...


CREMA DE MELÓN CON VIRUTAS DE JAMÓN











Puedes hacerte una cremita de melón de manera muy fácil, esta receta me la ha proporcionado mi amiga Amelia.

Elaboración:

-Coge un melón dulce, le quitas la piel y las pepitas y lo trituras con la batidora junto con  un brick de nata de 75mm. y una pizca de sal.

-Si no tienes nata, también lo puedes aliñar  con sal, vinagre y aceite.

-Cuando eches la crema en un bol le pones por encima unas virutas de jamón serrano y si tienes tiempo puedes ponerle el jamoncito en forma de flor como  he hecho yo (Pero esto es para nota)

martes, 27 de septiembre de 2011

LA CHARITU (4)



La Charitu  sigue ronroneando...
 Empieza a estar un poco harta de todas estas bobadas con su marido, no son más que bobadas y tontadas, como le  dice su madre..., no debes hacer caso a tu amiga Nena, que no te caliente esa la cabezaaaa, que ella  no es más que una " hippilondia" que no la aguanta ningún hombre.

Huele las margaritas, respira hondo y entra en una cafetería de la plaza, ha quedado allí con Nena.
Nena está en la barra sentada en un taburete, hablando con el camarero muy amigablemente.
Nena es una mujer grandota de rasgos fuertes y angulosos, boca grande con sonrisa permanente, pelo corto, canoso y alborotado estratégicamente, que le da ese aire desenfadado y atrevido, habla mucho y gesticula al mismo tiempo y sus manos se mueven nerviosas.
Es muy agradable, siempre tiene conversación y suele ser el centro de atención en el círculo de amigos.
Todos quieren a Nena y Charitu la que más; son amigas desde que estudiaron en el colegio de monjas y son inseparables a pesar de que son completamente distintas en casi todos los aspectos de la vida.
Nena ha entrado ya en la cuarentena, estudió derecho y tiene un despacho de abogados cuya especialidad son los divorcios.
El primer divorcio que resolvió fue el suyo, estaba casada con un buen sindicalista, muy progre él, sobretodo de boquilla, pues a la hora de compartir tareas y obligaciones caseras se escaqueaba siempre que podía.
 Siempre estaba reunido, decía Nena, sólo coincidían en la cama por las noches, un polvo rápido y hasta el día siguiente a la misma hora.
Pasado un tiempo decidieron, en común acuerdo, terminar la relación, él lo pasó peor que ella, no entendía por qué tenían que separarse, pues así les iba muy bien, le repetía él, muy afligido.

-Me tomo un café rápido y me marcho, dijo Charitu a Nena.

-¿Por qué tanta prisa?

-Saborea un poco  la vida hija...

-¿ No te das cuenta que el tiempo pasa y nos estamos haciendo mayorcitas...?

-Hay que disfrutar de todos estos momentos, del cafetito, del cigarrito,  de la tortillita de patatas...
Que el día que menos te lo esperes la salud te juega una mala pasada y entonces no tendrás elección posible.

-Tienes mucha razón Nena; pero yo tengo que ir al bar a preparar los pinchos para las doce, es la hora que empiezan los almuerzos y mi marido no da a basto él solo.

-El "güevón" de tu marido que se joda y prepare los pinchos él solo.

-Mira... ya  le estoy viendo..., con el palillo en la boca y el mando de la tele en una mano y sirviendo un vino en una copa, sin mirar al cliente, mirando al televisor como si le estuviese sirviendo el vino a Ronaldo...
No se puede ser peor profesional..., al cliente le gusta que le miren a la cara cuando le están sirviendo y que le den un poco de conversación.

-De acuerdo, de acuerdo tú... ganas..., me fumo otro cigarro y me marcho.

Cuando salió de la cafetería Charitu dio dos besos a Nena y se despidieron hasta el día siguiente.
Camino del bar se encontró con Pilina una  vecina que ha enviudado hace dos años y hasta hace poco tiempo no ha empezado a respingar.
 Otra víctima más de la dependencia "Marital". Se casó  muy joven y tuvo tres hijas y hace escasamente dos años, Braulio, que así se llamaba su marido, tuvo un accidente con el camión y murió en el acto.
La Pilina tuvo una locura transitoria que le duró seis meses, todos los sábados por la noche se arreglaba con sus mejores ropas y tacones altos y les decía a sus hijas adolescentes:

 -Me voy a buscar a vuestro padre a la cochera.

-No nos esperéis a cenar... Ahí os dejo cena hecha.

-Nosotros iremos a picar algo por los bares de la plaza y después iremos a baile de salsa.

Salía a la calle, se acercaba a la cochera, se quedaba allí inmóvil unos minutos y después continuaba camino de la plaza.
Se paraba en cada una de las puerta de los bares a los que  a ella le hubiera gustado ir con su marido.
Lo mismo hacía al llegar a la sala donde hubiese querido ir a baile de salsa, miraba la puerta con cara de estar totalmente ida y al rato se volvía andando despacio y hablando sola a su marido, diciéndole, que la próxima vez tuviera más cuidado que le había pisado el pie en la última vuelta.
Las tres niñas, sus tres hijas, la seguían en silencio detrás ella y calladas, subían a casa y la acompañaban al dormitorio y la ayudaban a desnudarse.

La Charitu ayudó mucho a la Pilina y a las hijas cuando ocurrió el trágico accidente.
También la consolaba  muchas veces antes de que muriese el marido, cuando se quejaba contantemente de que no salía de casa,  y en esos momentos la  Charitu le decía: pero mujer..., comprende a Braulio, no entiendes que viene muy cansado de tanto viaje...

 Braulio era camionero y se iba los lunes de madrugada y regresaba los viernes por la noche, se pasaba la semana fuera de casa y de lo que menos ganas tenía era de salir de casa y mucho menos de estar recorriendo bares y menos aún de ir a bailar salsa, como continuamente le reprochaba la Pilina, diciéndole que nunca la sacaba de casa..., que podían hacer como su amiga Fati, que iba todos  los fines de semana a clases de baile de salas con su marido.

Y, Braulio siempre le contestaba lo mismo:

 Ése..., porque es un mariquita pantalón...

Afortunadamente la Pilina se ha ido recuperando y se apunta a todo tipo de actividades culturales que programa el ayuntamiento, totalmente gratis.
Al despedirse Pilina le  comenta a la Charitu que ha empezado  a ir clases de "infolmática" y que se ha puesto "laintelné" en casa y que está conociendo a mucha gente.

-Charitu, le dice, tú deberías hacer lo mismo, ponte "laintelné" verás como te entretienes... y te cambia la vida...

Continuará...

lunes, 26 de septiembre de 2011

LA CHARITU (3)










La charitu, camino al mercado, va  repasando  la lista de la compra que ha hecho, no quiere que se le olvide nada, últimamente su marido le repite constantemente que está como en la luna, que cuando no se le olvida la sal se le olvida el pollo, o, las pilas de la radio, o, el papel higiénico, o, el detergente para la lavadora, o, la bayeta para los cristales, o la crema de afeitar, o las maquinillas de afeitar, o, los plátanos, o, llamar a su cuñada para felicitarla en su cumpleaños y comprarle el regalo, o, el perejil, o, los ajos,  o, las cebollas, o, el pimentón, o, los morros, o lo que es peor se le olvida comprar las orejas... , que es su especialidad en el bar.
Y después de toda esta retahílas de "olvidos", que él enumera y le vocea como un energúmeno..., "ella" alguna vez se ha atrevido a decirle:

-¡Mira a ver..., si algún  día quieres ir tú... a comprar...!

-No empieces, que no tengo ganas de broncas, sooo... lista, que eres muy lista... y esa es toda su respuesta.
En esos momentos, la Charitu le daría una patada a la puerta y mandaría todo al carajo, pero traga saliva y  calla.
Esa saliva que traga, es como ácido nítrico y está dejando su estómago agujereado, cada gota que traga cargada de rabia contenida y de rencor va minando todo su aparato digestivo. 
Lo cual le provoca nauseas y mareos.

Las pocas veces que se atreve a contarle algo de su vida a su mejor amiga, la Nena, esta le dice: Hija mía tú no tienes remedio, tu problema es la gran adicción que tienes hacia tu marido, estas enganchada a él como podrías estar enganchada al tabaco, sabes que no te conviene seguir con él, porque no eres feliz pero no puedes dejarle.
Pero ella no quiere ni pensar  en la remota posibilidad de dejar a su marido, ella le quiere y sigue enamorada de él.
 A ella le gustaría, ella se conformaría, solamente, con que su marido fuera más amable, cariñoso y sobretodo que valorase más su trabajo y la respetara.
Que cuando la viera por las noches de "pinote", en la cocina, haciendo la cena, se levantara del sofá y fuera a ayudarla, y que cada día juntos pensaran en la comida que iban a hacer al día siguiente.
Lo de esta mañana, lo de tirarse un pedo y decirle que lo envasara al vació, ha sido el colmo...
Es guarro como el solo, entero..., entero..., tendría que envasarlo al vació y enviarlo por mensajería a su madre para que se lo quedara para siempre.

Cuando, Cahritu, llega al mercado  le cambia la cara y el semblante. Sus ojos brillan más y su mirada va de un puesto a otro queriendo ver, al instante, todo lo que tiene apuntado en su lista.
Todos los dependientes de los puestos la saludan cariñosamente y le dicen:

 Charitu cada día estas más guapa...

Ella sonriendo les da las gracias y sigue mirando la lista de la compra, no quiere  dejarse nada sin comprar.
A la puerta del mercado, al salir, compra un ramo de margaritas. Las flores le alegran la vista y la vida...
¿Qué sería el mundo sin flores? -piensa Charitu-.
No habría miel..., ni mermeladas..., ni pipas..., de los preciosos girasoles.
Tampoco habría frutas, ni verduras... 
 Hasta la vulgar cebolla tiene una preciosa flor... 
!Oh¡ ¿Y los cerezos...? Sin nuestro cerezo en flor, el valle no sería lo mismo..., y como consecuencia no podríamos saborear nuestras exquisitas cerezas.
Lo mismo ocurriría con los ciruelos, los manzanos, los perales, los almendros...
Sin flores el mundo sería estéril y no tendría sentido la primavera.

A pesar de los problemas y el poco tiempo que tiene Charitu, ella da rienda suelta a su imaginación y trata de imaginar un mundo sin flores y se agobia, de la misma forma que se agobia cuando intenta imaginar su hogar sin "ella".


Continuará...

viernes, 23 de septiembre de 2011

SOPA DE PAN CON VERDURITAS DEL HUERTO








Cuando regresé de Girona, de quedarme tranquila..., de ver a mi hijo bien instalado...(reconozco que me paso... de protectora y reconozco que no es nada bueno, pero algún defecto tengo que tener); de comprobar que los gerundenses son gente muy, pero que muy amables,  educados y respetuosos.
De disfrutar de unos paisajes preciosos en la costa brava y de disfrutar de  unos bañitos en aguas transparentes.

Cuando regresé a Zarza pensé que el huerto se habría secado todo porque en esa semana las temperaturas habían sido muy altas. Pero cual sería mi sorpresa al comprobar que no sólo no se habían secado las plantas sino que las tomateras estaban llenas de tomates, también había hermosos calabacines y muchos pimientos.
Lo que sin duda había crecido y se habían multiplicado también eran las malas hierbas, de tal forma que me tienen rodeadas a las pobres plantas que tengo sembradas.
Pues bien, con estas verduritas que recolecté vamos a hacer una sopita de pan con verduras y acompañadas de uvas.

Empezamos:

-En una cazuela ,como siempre echa aceite y haz el consabido sofrito de pimientos, cebollita, ajito, tomates y unas acelguitas cortadas en juliana.

-Cuando tengas hecho el sofrito le echas una cucharadita de pimentón de Zarza.

- A continuación le añades agua y sal y lo dejas cocer unos 20 minutos a fuego lento.

-Corta rebanaditas de pan duro y lo pones en el fondo de una cazuela y finalmente las calas con el caldo y el sofrito.

Se comen acompañadas de uvas de la temporada.



jueves, 22 de septiembre de 2011

LA CHARITU (2)








Suena el despertador y la Charitu se levanta perezosa y caminando lentamente, cansada ya antes de empezar el día, va arrastrando sus zapatillas de peluche cabeza de conejo.
 Va directamente al baño, y sentada en el water,  se queda medio dormida, sólo la despierta la sensación de humedad que ha notado en sus nalgas, una vez más su "monstrencote" ha olvidado subir la tapa y la  ha salpicado de meado, indignada traga saliva y abre la ducha.
 Mientras llega el agua caliente se mira en el espejo y ve bajo sus ojos abesugados  un cerco de color verde vejiga, enormes ojeras, que le dan un aspecto de más cansada aún de lo que está.
Su mano derecha masajea su nuca y hace círculos con su cuello.
Con desgana entra en la ducha y se recrea en ella, le gusta ducharse con el agua muy caliente para  desentumecer todos sus músculos.

Al entrar en el dormitorio para vestirse le dice al marido:

-! Otra vez has vuelto a salpicar la tapadera¡

Y él le contesta:

¿ Ya te has levantado de mala lecheeeeeeee?.

Ella traga saliva y no le responde, no quiere provocar una bronca a esas horas de la mañana.
Pero ella masculla para sí : !Anda con el "Güevón"este..., lo que tengo que aguantar ¡

Sus hijos siguen durmiendo, se levantaran más tarde para ir al instituto, son buenos chicos, no son malos estudiantes, pero tampoco brillantes y han heredado la pereza del padre.
El desayuno es la comida preferida, de la Charitu: café con leche y unas tostadas con aceite y mermelada.
No desayuna nunca con el marido, le pone nerviosa verle comer con tantas ansias..., y oír los ruidos que hace al masticar y al tomar el café,  pero lo que más nerviosa le pone es ver como le cae el café por la mano y por la comisura de los labios al morder la magdalena.

Ella piensa:

-¿Por qué no comerá más despacio?

-¿A caso alguién le va a quitar el desayuno?

-¿Cuando éramos novios también comía así?

- ¿A caso yo estaba tan enamorada que no me daba cuenta  de esos detalles?

No..., se dice: no son detalles..., no es cualquier detalle que yo esté desayunando y él se tire un pedo al agacharse al coger la servilleta..., eso no son pequeños e insignificantes detalles, eso, es una gran falta de respeto y encima se ríe el tonto... y me dice:

¡Cógelo! y "Envásalo al vacío"

Ya vestida con vaqueros y camiseta, le da un beso al marido y le dice:

-Me marcho al mercado te veo en el bar.

-Él le da un manotazo en el trasero..., y ella debe de entender que eso es una muestra de cariño...




Continuará...

miércoles, 21 de septiembre de 2011

LA CHARITU (1)






Este relato de la Charitu tiene más de ficticio que real y más de real que de ficticio...

La Charitu, una muchacha nacida en el seno de una familia humilde pero honrada...
Hija de madre extremeña y padre palentino .
 Ya destacaba de niña por su blanca palidez y cabellos dorados, ojos azules  un poco abesugados.
Destacaba entre nosotros que eramos morenos de piel, de pelo negro zaino y de cutis percudío por el sol y de modales rudos y asilvestrados.

La Charitu era, en la pandilla veraniega y pueblerina, como la nata en un pastel de chocolate...
También destacaba en el habla, pronunciaba las "sssss" finales de las palabras como nadie... lo hacía en el pueblo, eso debía de ser herencia de su padre de procedencia castellana. 
En los juegos siempre se quedaba atrás observando, callada, no chillaba, ni gritaba como los demás energúmenos que éramos los demás niños. Esto le daba un aire de misticismo y de timidez, en el que ella se refugiaba.
 Mientras los demás chillaban alocadamente, ella estaba estratégicamente colocada viendo de que forma podía ganar la jugada del momento.

La Charitu creció y se fue a la ciudad a estudiar a un colegio de monjas gracias a una beca que le concedieron porque su padre era emigrante en Alemania. Pero la Cahritu no acabó el bachiller ni carrera alguna.
Paseando los domingos por el parque de los robles conoció a un chico, un chico grandote y fuerte, de pelo negro y rizado, un poco rudo y parco en palabras.
Fue su primer novio y la Charitu se enamoró de él enloquecidamente, y a los 19 años se casó y
parecía feliz con su marido "monstrencote", él, y  con él tuvo dos hijos varones.
Montaron un bar en el centro de la ciudad y tuvieron mucho éxito los pinchos que daban a la hora de los vinos; al mediodía el bar se ponía a rebosar...

La imagen del  "monstrencote" era pétrea, siempre estaba detrás de la barra, o bien:
 sirviendo chatos con bastante habilidad y con la cabeza gacha, o, en los momentos de menos gentío, reposando en una cámara frigrorífica, con la cabeza un poco ladeada  con un palillo en la boca y con una mano rascándose los cataplines y con  el mando de la tele en la otra mano...

Charitu, casi siempre, estaba dentro de la cocina haciendo pinchos y más pinchos.
Su cabello rubio dorado de la niñez se había oscurecido y su piel estaba cada vez más blanca, donde destacaban sus enormes ojeras: "verde vejiga".
El sudor le caía por la frente y sonreía con una mueca a medio dibujar, cuando nos veía entrar en el bar. Y, allí, como cuando era niña ella permanecía detrás de nosotros mirándonos y como ida, pensando en sabe dios qué...
A menudo, la gente que iba al bar, la felicitaba por lo bien que preparaba las orejas a la plancha.

Cerraban tarde el bar y cuando llegaba a casa, mientras el marido y los dos hijos estaban tirados en el sofá, "ella", limpiaba, fregaba, ponía lavadoras, tendía y planchaba.
Ella los observaba ( como de niña lo hacía en los juegos infantiles), en la lejanía del pasillo, detrás del sofá, y veía, la jugada, la gran jugada, donde "ella" era la perdedora y ellos los ganadores:
Ellos sentados viendo el fútbol y "ella" de acá para allá sin parar ni un momento.
Se quedaba inmóvil, con una mano apoyada en sus riñoneras y con la otra acariciando sus cervicales, viendo la gran jugada de su vida:
A su marido, el "monstrencote", como siempre, tumbado en el sofá y con una mano por dentro del pantalón del chandal tocándose los cataplines y en la otra mano el mando a distancia de la tele.
Él era muy aficionado a esta postura, de estar tocándose los cataplines, cosa que ella odiaba ya que de niña le habían repetido muchas veces :
¡Cuidado con las manos que luego van al pan!

Y en el suelo, encima de la alfombra, estaban  los hijos jugando con la Play... Ella, a sus hijos, los miraba con ternura y seguía trajinando de acá para allá.
Y al llegar la noche, sin los arrumacos del tosco marido, acabarían haciendo el amor y quedándose dormida al instante, hasta las cinco de la mañana que sonaría el odiado despertador.


Continuará...

SAN MIGUEL (10)




El verano estaba dando sus coletazos y comenzaba el curso escolar: a escuela que manda agüela con pan y ciruelas...

Babis nuevos o  viejos, estirados, bajándoles la bastilla. Y metidos en un plumier de madera, los pizarrines nuevos, de los duros y de los de manteca, lápiz nuevo y pinturas de "pino"y un "aguzalápiz", nuevo, que me trajo mi hermana de Madrid. Tenía forma de arco y en la mitad tenía una cuchilla.
Trapo nuevo para limpiar la pizarra y, a veces, también, pizarra nueva. Un cuaderno y la enciclopedia correspondiente a ese año.

No recuerdo nunca haber empezado un curso con alegría... Lo que si recuerdo con mucha alegría era el encuentro con las compañeras en el recreo y retomar los juegos que tocaban en esa época.
Teníamos clase por la mañana y por la tarde, a partir de ahora, a San Miguel,  ya sólo podíamos ir el jueves por la tarde y el domingo.
Como siempre cogíamos el camino polvoriento camino a San Miguel e íbamos todo el camino espantando a las pesadas moscas de septiembre.
Las encinas ya estaban cargadas de bellotas verdes.
 No podíamos resistir a la tentación de coger las bellotas, al verlas tan tiernecitas y jugosas, con ese color verde lechoso, y darle un mordisco para inmediatamente, escupirlas, pues amargaban como la hiel.





                         Excursión de escolares a San Miguel         




En septiembre en San Miguel era época de mucho ajetreo y trabajo. Eran fechas de recolección de pimientos, probablemente era el lugar donde más pimientos se cosechaban del valle del Ambroz.
Llegaban los carros llenos de sacos de pimientos, los metían en el "sequero" por un ventanuco y los  iban extendiendo en el entramado de tablas del piso de arriba.
Los secaderos se llenaban de jornaleras que habían subido al piso de arriba por una escalera de madera, entrando por el ventanuco, se sentaban en el entramado de madera con una cesta de mimbre al lado y se dedicaban toda la jornada a "expezonar"pimientos.
Las mujeres preparaban una gran algarabía, hablaban a grito pelao, se reían a grandes carcajadas y a veces discutían y se peleaban entre ellas.
Nosotros como "parisesmos"nos quedábamos con la boca abierta oyendo las conversaciones de las jornaleras, sus chistes verdes, que, por supuesto, yo no entendía y mi prima sí. Cotilleos de vecinas y de parejas de novios.

A mi abuelo más de una vez, yo le oí decir:

-¡Callaos cotorras!

Se callaban de momento pero al rato volvían con más entusiasmo al cotorreo. Era su forma de hacer más llevaderas las horas que se pasaban allí sentadas inmóviles.
Se pasaban todo el día allí encaramadas y sólo se levantaban para ir a vaciar la cesta de los pezones.
A medida que los pimientos se iban expezonando se iban extendiendo bien extendidos en el entramado de madera y abajo en el suelo de tierra, un jornalero hacía una buena lumbre de leña de encina para que los pimientos se fueran ahumando y secando.
A nosotros no nos dejaban entrar en el "sequero", permanecía todo cerrado y en penumbra y sólo entraba mi abuelo o algún jornalero para atizar la lumbre o abrir el ventanuco.
Más adelante, ya adentrado el otoño, los pimientos ya secos eran machacados por los jornaleros con unas mazas enormes y así machacados los metían en sacos y los llevarían al molino para convertirlo en pimiento molío.







Continuará...




P/D:NO OLVIDÉIS DE HACER DOBLE CLICK EN LAS FOTOS LAS VERÉIS AMPIADAS

lunes, 19 de septiembre de 2011

"ZORONGOLLO" Y NO ZARANGOLLO




En mi casa de toda la vida se ha llamado "zorongollo"y no zarangollo, (probablemente mal dicho), a un plato de pimientos en ensalada, previamente escaldados, para acompañar tanto a los primeros platos fuertes como el cocido o a los segundos platos

Estos pimientos que ahora se están recolectando para hacer el pimentón, son los que se utilizaban para hacer este "Zorongollo"en Zarza.

Te lo voy a explicar, es muy fácil:

-Pon en una cazuela agua a hervir y cuando empiece a hervir introduce en el agua los pimientos cortados en tiras y una cebolla picada.

-Los dejas allí unos minutos para que se rindan y a continuación los escurres en en un escurreverduras.

-Se deja enfriar y cuando estén frío lo pones en una ensaladera y lo aliñas con aceite, vinagre y sal.

Se suele comer al día siguiente de hacerla.



Había en Zarza un pobre hombre que lo llamaban Elías "corzo" tenía un poco de retraso y hablaba muy mal, apenas se le entendía.
Nos llamaba la atención, a los crueles niños de mi época, un dedo que lo llevaba enfundado en un dedil de cuero, al parecer se había pinchado con un junco en el dedo y se le infectó y perdió la falange.
Se dedicaba a cuidar vacas y su única comida consistía en un coscurro de pan con tocino o morcilla y el "zorongollo"que se preparaba él.
Llevaba colgado de los zajones de cuero, dos cuernos con  tapones de corcho, en uno llevaba aceite y en otro llevaba el vinagre y en una merendera de aluminio o en una lata se preparaba el "zorongollo".
Nosotros cuando pasaba delante de nuestra casa para ir donde su hermana, tía Tomasa, le preguntábamos:

¿Elias ya te has comido el zorongollo?

Y el sonriendo nos decía sí, sí..., rico, rico (para que veais que lo de rico, rico no es sólo de Arguiñano ya en los años 50 y 60 lo decía Elías Corzo.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Ensalada de cables








Empiezo a estar desesperada..., cada día llevo más y más cables en mi bolso, si ya de por sí..., mi bolso por dentro era un desastre, ahora mismo es casi peligroso.
Cuando quiero buscar algo en el bolso mi mano se enreda siempre en un cable...

Aquí están los "Cables", que me lían :

  1-cable de cargar el móvil.

  2-cable de descargar las fotos del móvil.

  3-cable del móvil de  Enrique.

  4-cable de descargar las fotos del móvil de  Enrique (por si me falla el mío).

  5-cable de cargar la batería de la cámara.

  6-cable de descargar las fotos de la cámara.

  7-cable del portatil...

Además de otros cargadores de móviles que no sé de quién son , pero que no los tiro por si a caso.

En resumidas cuentas: un auténtico caos...

Lo que más me lleva los demonios es saber ¿quién es quién...?

Yo le digo:

 Tu..., por el tamaño y grosor de la clavija..., por lo menos debes de ser ... ¡del móvil negro...

Y, tu...  del móvil rosa...

Pero es raro que acierte a la primera...

A ver si un día de estos inventan un cable universal para que yo pueda encontrar las llaves en mi bolso cuando las busque y no se me líen los dedos en la ensalada de cables que llevo dentro.

martes, 13 de septiembre de 2011

VAMOS A PIMIENTOS..., EN ZARZA DE GRANADILLA

                                 (DOBLE CLICk)











Aunque son pocas las familias de Zarza que se dedican a cultivar pimientos, por suerte para nosotros, todavía hay vecinos que siembran pimientos para más tarde elaborar el preciado pimentón de la Zarza.

Por estas fechas, a mediados de septiembre, ya pintorrean los pimientos y un poco más adelante, irán  a..., pimientos, es decir a recolectarlos.

Es muy probable que esta mañana de domingo Manolín, la Mª Jesús, la María y demás jornaleros de la cuadrilla, se hayan levantado antes del amanecer y montados en el tractor se han dirigido al "soto" a..., pimientos.

Allí los encontré doblados por la cintura y probablemente con la "Rabailla"  "entumía", pero sonrientes y contentos porque este año ha habido una buena cosecha.

Ramilletes de pimiento rojos, van cogiendo, y van metiendo en sacos y que una vez llenos y atados los colocaran en el tractor.

Los llevaran a los secaderos, los "expezonarán" y los extenderán en un lecho de tablas de madera y debajo les pondrán lumbre de leña de encina para que lentamente se vayan secando.
Por la mañana temprano un homre volteará los pimientos y dos mujeres, en la parte de abajo del secadero, pasaran la sábana, para que caigan en ella las semillas y no caigan en la lumbre.
Por la noche, el hombre volverá otras dos veces más para atizar la lumbre.

Al lado de cada secadero de pimientos siempre hay un montón de leña de encina.
Cuando éramos pequeños se llenaba el "legio"(Egido) de grandes troncos de encina y de allí iban cogiendo todos los días leña para hacer la lumbre en los secaderos.

Este modo de secado y ahumado le dará ese aroma tan característico a nuestro pimiento molío.

Seguidamente, les daran varias moliendas hasta que salga el "pimiento molio"(pimentón).
Antes todo el proceso era manual, ahora se ayudan de maquinaria que no le quita calidad al pimentón.

En la fase de secado todo el pueblo huele a pimientos ahumados, aunque atasca un poco a mi me gusta, esto es... como el chiste del amoniaco...


DIME :¿QUÉ TIENES EN LA NEVERA?



¿Dices que en el congelador tienes una bolsa de merluza congelada y paquetitos de filetes de dos en dos de ternera, de lomo de cerdo y de pechugas de pollo?

Bueno..., pues acuérdate de sacar un filete de merluza y un paquetito de filetes de pechuga de pollo ( es el más clarito).

Déjalos que se descongelen.

Elaboración:

-En la sartén más grade que tengas echa aceite que cubra el fondo (como medio dedo en horizontal).

-Cuando esté caliente sofríe los dos filetitos de pechuga cortaditos en tiras, el filete de merluza cortado en trocitos y previamente salados.

-A continuación  echa a sofreír cebollita, un poquito de ajito, pimiento verde o rojo y  medio tomate.

Cuando esté doradito el sofrito le añades una cucharadita de pimentón, no tienes el de Zarza, pero el que tienes sirve.

-Seguidamente le añades la medida de  un vaso de agua con arroz (no es necesario que esté hasta arriba de arroz) y le das unas vueltecitas para que se impregne bien del sofrito.

-Por último le añades dos vasos y medio de agua y media cucharadita de sal (tienes que probar el caldo y cuando esté sabroso estará en su punto).

-Lo dejas cocer a fuego medio.

P/D
 Puede ocurrir, que la sartén no sea demasiado grande y no te quepan los dos vasos y medio de agua. 

Entonces te propongo que antes de nada es decir antes de echarle el aceite mires a ver si te caben los dos vasos y medio de agua en la sartén y si no te caben debes utilizar una cazuela.

Si te cupieran no olvides secar bien la sartén  ya que a continuación vas a echarle el aceite y te saltaría .




domingo, 4 de septiembre de 2011

GAZPACHO CON HIGOS FRITOS





Elaboración:

-Haz un gazpacho con tomates muy maduros, pimientos, medio ajito, pan , aceite de oliva, vinagre y sal.

-Le pones poco agua, medio vaso y lo bates, que quede la textura como la del salmorejo.

-En una sartén pon aceite a calentar y cuando esté caliente le das vuelta y vuelta  a los higos cortados en rodajas.

-Cuando sirvas el gazpacho le pones las  rodajas del higo encima.

jueves, 1 de septiembre de 2011

LA MELANCOLÍA DE SEPTIEMBRE





El mes de septiembre en Zarza me encanta porque bajan las calorinas y se puede empezar a dar grandes paseos y caminatas.
El sol te calienta pero no quema y el cielo brilla con una luz limpia y clara..., y hace que luzcan los caminos blancos que nos llevan a los encinares, que pardean en el horizonte.

Sólo hay un inconveniente y es que  todavía en este mes las moscas están rabiosas, pican y revolotean a tu paso por el campo  y tienes que ir dándote tortazos en los brazos,  piernas y espaldas para espantarlas.

En septiembre Zarza huele a tabaco fresco colgado en los secaderos.
Me gusta... el olor que desprende el tabaco verde, colgado con cuerdas en "puas" de las vigas de madera en los secaderos de tabaco.

Al pasar por la puerta huele a limpio y desprende un aroma a verde y  frescura húmeda.

Cada vez  se siembra menos tabaco en Zarza, me comentaba un día un amigo que les valen muy caras las semillas y que el tabaco necesita muchos cuidados y riegos y si no fuera porque toda la labor la hace toda su familia no sacarían ni "pa" pipas.

En el invierno ponen los semilleros, en primavera la siembra, en verano, cuidan y miman al tabaco, le cortan las flores, protegen las plantas de toda clase de insectos y lo riegan para que crezca y dé hermosas hojas y unos días antes de San Ramón el 31 de agosto cortan el tabaco.

En los años 50 y 60 casi todos los habitantes de Zarza, por estas fechas "estaban a tabaco", es decir iban a cortarlo.
En el pueblo había un ir y devenir de carros tirados por mulas llenos de tabaco.
En casi todas las calles del pueblo había un gran corralón o secadero de tabaco.
Las mujeres subidas al carro les daban a los hombres las ramas y ellos subidos en largas escaleras de palo  los iban colgando en los entramados de vigas de madera de chopo y cuerdas de pita, para que se secaran.
Más tarde, en el otoño tardío, con las hojas ya secas, las mujeres, sentadas en tajos o sillas casi enanas, iban quitándoles las hojas al tallo o palo de tabaco.
Seguidamente las humedecían con agua y posteriormente hacían la labor de "amanillar" el tabaco.
Para lo cual se necesitaba ser experta y con mucho tacto y cariño iban envolviendo y liando las hojas, formando como un gran puro.
 Todas estas "manillas"las juntaban en un grandes fardos y por último lo llevaban a la tabacalera de Plasencia.

En Zarza hemos crecido con el olor a tabaco fresco y casi todos los chicos y chicas de mi época hemos encendido un gran cigarro, que liábamos a escondidas en el "sobrao" y hemos dado una buena calada a ese puro casero y hemos echado las tripas a continuación.

En las inmediaciones de los secaderos o corrales se formaban grandes montañas de palos de tabaco y los niños cogíamos dos palos: uno que hacía de caballo y otro que era la lanza y jugábamos a indios y vaqueros y preparábamos buenas "tremolinas".

También en septiembre nos llegaba la morriña y la melancolía de tener que dejar el pueblo para irnos a estudiar fuera y así finalizaba un verano  más y esperábamos con ansias las ferias de octubre para volver al pueblo.