domingo, 27 de enero de 2013

Desde mi solana





Estoy aquí en mi solana, secándome el pelo...¿Quién me lo iba a decir a mi... ayer que pasé un frío infernal en Salamanca.

Salamanca es bella, es hermosa a más no poder pero es fría, fría fría...también... a más no poder.
Yo siempre digo que allí el frío me duele y me inmoviliza.

Pero aquí en mi pueblo extremeño, a sólo 100 km. de Salamanca, tenemos un clima fabuloso.
Hoy ha dejado de llover y ha salido el sol y yo he sacado mi silla de nea a la solana y me he sentado ahí de espaldas al sol  para secarme el pelo.

Es un gran placer sentarse en una solana en invierno, siempre con la precaución de proteger la cabeza, pues puedes cogerte un "percujo" en menos que canta un gallo.
Se te calientan las costillas y te desaparecen los dolores de espalda; es como recargar las pilas, llenarte de energía y en pocos segundos te cambia el humor.

 La solana tiene un gran poder de "adormidera". Si te pones a leer... es muy probable que te quedes dormida como consecuencia del calorcito natural del sol y del zumbido de las abejas que pululan de flor en flor, porque ya tenemos aquí flores: florecillas amarillas y violetas. 

Un consejo: si puedes y tienes tiempo... siéntate un rato en una solana como yo y mi compañera la ranita de san Antonio.


  

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola ,

Qué maravilla , disfrutar del día tan espléndido en ese pueblo tan auténtico , qué envidia ... una siestecilla con ese cielo tan bonito
Besos ,
Mariche.