jueves, 28 de julio de 2011

ESTE VERANITO ..............





PANTANO DE GABRIEL Y GALÁN
NUESTRO MEDITERRÁNEO


Os dejo hasta septiembre, ya sabéis este veranito, nadar en la piscina de Zarza de Granadilla, o en el río Ambroz, o en el pantano de Gabriel y Galán, o en las piscinas naturales de Abadía,  o de Granja,  o de Casas del Monte, o de Segura, o de Gargantilla.
Pocos pueblos de España tienen a su alrededor tanta agua para poder disfrutar en verano de un buen baño.
 Además, aquí en Zarza apetece bañarse, porque hace un calor de muerte.
 Pero eso es lo bueno del verano, que haga calor y que tengas lugares agradables donde poder darte un buen chapuzón.

Las comidas, ya sabéis ligeritas , verduras, gazpachitos de toda clase, de tomate , de melón de sandía, de manzanas...

Pescaditos y carnes a la plancha y mucha fruta y...

Muchos besitos...

Os dejo musiquita...


..






miércoles, 27 de julio de 2011

EL CIRUELAZO





Aunque parezca el ojo de una rana, no es lo que parece, es mi pobre ojo víctima de un "ciruelazo".

El domingo pasado quise coger una ciruela de un árbol y como no llegaba, le arree... con un palo y la ciruela vino disparada a mi ojo y me lo dejó a la "birulé". 
Pero ahí no acaba todo, me agarré a la valla de la pared y me clavé un alambre oxidado en el brazo y acabé en urgencias con la antitetánica  puesta y con la familia enfadada.

Esto me recuerda a cuando éramos pequeños que si te caías..., encima te pegaban por caerte.

Por lo visto los accidentes en el huerto están a la orden del día, así pues la próxima vez que me suceda algo, me lo callo, si es posible, ya que el ciruelazo dejó bastante huella.





SAN MIGUEL (9)



Después de una movida noche de tirones de sábanas, risas y "cosquilillas", nos despertábamos temprano, cuando oíamos correr las trancas de las puertas, rebuznar a los burros y a los mulos, cantar a los gallos, cacarear a las gallinas, ladrar a los perros y dar voces a los segadores, pastores y labriegos.
Salíamos de la sala y como "penitentes" nos presentábamos en la cocina descalzos y allí estaban mi abuela y mi tía Vale preparando  el café y cociendo la leche para el desayuno.
Nos ponían el desayuno, un tazón de café con leche de cabra con pan "migao" y una cucharada de nata por encima con un poco de azúcar.

Seguidamente pasábamos por la sala del aseo donde estaba el palanganero y nos hacíamos la "lavaura del gato" y salíamos corriendo al corral, cogíamos la burra, le poníamos las aguaderas de esparto, subíamos las cántaras de lata, nos montábamos a turnos en la burra e íbamos a buscar el agua para beber al pozo de agua "cana".
El pozo se encontraba siguiendo un caminito estrecho, que salía a la izquierda de la casa. Iba paralelo al arroyo. En este camino también había un trozo que era muy polvoriento, como de barro triturado, como harina gris.
Camino al pozo llevábamos un gran jolgorio, saltando, subiendo y bajando de la burra.
Cuando llegábamos al pozo bajábamos todos los cántaros y los llenábamos de agua con una calderilla  de cinz,  que estaba colgada de una higuera que había al lado del pozo.
Llenábamos los cántaros de lata y los colocábamos en las aguaderas y emprendíamos camino para la casa.
Le pinchábamos con un palo a la burra para que corriera, y la burra corría como loca y el agua iba saltando de los cantarillos de tal manera que cuando llegábamos a vaciarlos a la tinaja y a  los cántaros de barro, que estaban en la cantarera, los cantarillos de lata estaban medio vacíos.

 Volvíamos otra vez por el caminito, ahora salpicado por el reguero de agua que habíamos tirado, llegábamos al pozo, y..., ya con un poco más de calor nos tirábamos calderillazos de agua, unos a otros hasta que la calderilla se caía al pozo y teníamos que sacarla con las escarpias. Allí pasábamos un buen rato agradable jugando con el agua,y el gran calor que hacía aumentaba el agradable olor que desprendía la  "presta de burra" que nacía alrededor del pozo y los poleos que crecían en la orilla del arroyo.
 Así pasábamos media mañana, yendo y viniendo al pozo hasta que le llenábamos la tinaja y los cántaros de barro a la abuela de agua potable.

A esas horas, sobre las 11 de la mañana ya habían venido de la huerta del molino alguno de mis tíos o tías y habían traído fruta fresca, ciruelas rojas, claudias, alcahuetas, fresquillas ,melocotones y sandías y melones.
Tengo entendido que la huerta del molino se la vendió el amo a mi abuelo. Esta venta fue un trueque, mi abuelo le daba al "amo" hermosos pavos  por navidad, que mi abuela había criado habilmente y con mucho sacrificio, digo con mucho sacrificio y paciencia pues dice mi madre que los "pavinos", como su nombre indica eran un poco pavos y así como los pollitos nada más nacer comían solos, a  los "pavinos" había que darles de comer con la mano, abriéndoles el pico, una papilla que ella preparaba con ortigas, pan y leche, a veces tenían que ir hasta el pueblo a recoger  las ortigas que crecían alrededor de las paredes de piedras.
Cuando crecían un poco, tenían que llevarlos a comer los restos de cereales que habían quedado de la siega  a los campos de barbecho.
 Pues como digo el trueque, consistía en que cada año mi abuela le daba al amo  unos cuantos hermosos pavos gordos y bien criados, que el amo regalaba a sus familiares y amigos.
En aquellos años cenar pavo en Navidad era todo un lujo.
A cambio el amo le dio el cacho tierra de la huerta del molino.
Al parecer hicieron un "papel" escrito donde se reflejaba el trueque, pero cuando los amos partieron las fincas le mandaron llevar el famoso papel escrito a mi abuelo y nunca más se supo de aquel papel.
Ni el amo le devolvió el papel, ni mi abuelo se acordó de pedirlo y cuando lo hizo ya era demasiado tarde.
Pero era requetesabido  por todos los vecinos de los huertos colindantes que esa huerta pertenecía a mi abuelo. Además el  pozo del que se nutría la huerta lo había  hecho el abuelo.
Uno de los vecinos de huerta, era un señor muy mayor con el pelo completamente blanco que en el pueblo lo llamaban tío "Pijama". En el pueblo, no se libra nadie del mote y a este pobre hombre le pusieron tío "pijama", porque vino de Buenos Aires con un  traje a rayas..., y siempre iba a la huerta con ese traje montado en la burra. 
A nosotros nos daba un poco de miedo porque tenía mal carácter. La verdad es que era un poco esperpéntico  y surrealista ver en pleno secarral a un hortelano vestido con un traje de rayas blancas y negras montado en una burra.

Esa bonita y prospera huerta, donde sembraban todas las hortalizas y árboles frutales cuando mi abuelo repartió la herencia le tocó a su hija pequeña.
Por aquella época, cambió de dueño San Migue,  pero no el San Miguel donde los abuelos eran los guardeses, si no el San Miguel que estaba pasado el arroyo (propiedad de mi suegro).Y hubo un gran lío con el nuevo dueño.
Resumiendo: mi tía se quedó sin la huerta...
No había papeles dónde poder demostrar que la huerta era un trueque del amo a mi abuelo.
Pero existe una cosa que se llama ética y moralidad y la firme creencia de todos, que ese cacho tierra pertenecía a mi abuelo y después a mi tía.
Moralmente, sabiendo que podía ser un error, y era un error, hubiera cedido el cacho huerta sin más.

Olvidando este incidente de la huerta del molino y volviendo a la época en que pertenecía a mi abuelo, tengo que decir que de esa huerta se  traían las aguaderas de esparto llenas de fruta fresca y la depositaban en las pesebreras limpias del corral y allí cogíamos las sandías, los melones y los llevábamos a la cocina de postre después de la comida, que como ya he dicho en otras ocasiones, solía ser cocido, un cocido de garbanzos y verdura buenísimo hecho con gallina, carne de chivo, tocino salado y relleno de tortilla.
Después de comer nos obligaban a echarnos la siesta en la sala del aseo y la costura, nos la echábamos en una manta de tiras en el suelo, era difícil mantener el silencio que requerían para descansar un rato, mis abuelos y tíos en esos veranos tórridos y sesteantes de San Miguel.
Tirados en el suelo, con las contraventanas cerradas, fijaba la vista en un haz de luz que se filtraba por una rendija de la ventana y me entretenía viendo  caer las motitas de polvo, que circulaban por el haz de luz.
De nuevo el ruido de las trancas anunciaban que se había pasado la hora de la siesta.
Mi abuela se pondría a coser en el patio y nosotros, si todavía quedaba agua en el arroyo,  iríamos a bañarnos.
Si no quedaba nada de agua, iríamos a los retamales a bañarnos, allí no estábamos solos, estaba llenos de jornaleros y jornaleras cavando y regando los pimientos, que más tarde sería nuestro rico pimiento" molío".
 Al río Ambroz, tardábamos un poco más que al arroyo, pero allí el agua estaba más limpia y más fresquita y nos pasábamos la tarde metidos en el agua disfrutando como peces en el agua.



                                       Pozo de agua cana
                                          Falta la higuera dónde pendía la calderilla.




Continuará...

viernes, 22 de julio de 2011

SAN MIGUEL (8)








Era  muy posible que en verano nuestros padres nos dejaran quedarnos a dormir alguna noche en San Miguel.
Dormir todos los primos juntos, en la misma habitación era completar el día...
Nos aproximábamos a la casa esa tarde calurosa de verano y lo primero que hacíamos era subir por el tronco del peral a coger las peras, el pobre tronco estaba ya doblado, pero todos los años nos proporcionaba hermosas peras, que yo recuerde nunca llegué a probar una madura, ya que, casi siempre las arrancábamos verdes, y mi abuelo se enfurecía con razón con nosotros.

Habíamos salido del pueblo sobre las 4 y 30 de la tarde, después de la siesta, pero con toda la calorina, menos mal que el camino tenía las sombras de las encinas, de lo contrario hubiera sido peor todavía. Entre unas cosas y otras no llegábamos a la casa hasta las cinco y media, más o menos.
Cogíamos las peras verdes y preparábamos el estropicio, seguidamente alborotábamos a todos los pavos que estaban sesteando a la sombra de las encinas.
Salía la abuela a ver que pasaba y nos recibía sonriente, con un hilo en la boca para enhebrar una aguja. A primera hora de la tarde se ponían a coser en el patio de la casa, allí se estaba muy fresquito.
Nos daba la merienda casi siempre pan con queso, ahora queso, que ella había curado en aceite, otras veces nos daba pan con salchichón que ella hacía en la matanza y le quedaba un salchichón buenísimo.
Nos sentábamos a merendar en el suelo del patio, que estaba enlosado de baldosas de barro y estaban fresquitas.
Seguidamente hacíamos el recorrido de los nidales para recoger los huevos por todo el corral y se los llevábamos todos a la abuela excepto los que rompíamos jugando a "gallego". 

Dí:

-Gallegooooooooooo.

-Te estripo un huevo.

Y....  mi primo Florín y Perico  los colocaban a lo largo de la pared  del corral y se los iban cargandos disparando con la escopeta balinera.

!Unos santos, éramos¡

Después como si no hubiésemos roto un plato nos íbamos a bañar al arroyo.
Chapoteábamos en un charco grande, que quedaba a estas alturas del verano, lleno de ranas, sanguijuelas, culebrillas y galápagos.
Allí nos refrescábamos con el agua cana y verdosa, hasta que nos llamaban porque empezaba a oscurecer.
Mis abuelos y mis tíos sentados a la puerta de la casa en las sillas de enea, tomaban el fresco y nos llamaban a voces para que subiéramos a la casa.
Subíamos y jugábamos allí un rato con los tajos de corcho, que los echábamos a rodar y llegábamos rodando hasta el pozo grande.
Ya se empezaba a oír al cuco cantar, a las lechuzas y mochuelos resoplar, eso indicaba que se aproximaba la noche.
Como dije anteriormente y si nuestros padres nos dejaban quedarnos a dormir, sería redondear el día.
En cuanto oscurecía nos metíamos en casa, mi abuelo echaba las trancas de las puertas y mi tía encendía el candil del carburo.
Cenábamos en el patio, ahora en verano, cerca de la cantarera del agua. Cuando acabábamos estábamos deseando ir a dormir porque la juerga estaba asegurada.
Dormíamos todos en una cama, unas veces seis y otras veces más, las chicas en la cabecera de la cama y los chicos en la zona de los pies.

Cosquillas, risas, pellizcos y tirones de sábanas, para arriba y para abajo.

Esa..., era la juerga morena que montábamos hasta que llegaba el abuelo y ponía orden.



Continuará...

jueves, 21 de julio de 2011

HIGADITO DE CORDERO ENCEBOLLADO






Elaboración:


-Compra un higadito de cordero, lo lavas, lo limpias, lo secas y lo troceas.

-En una cazuela pon aceite de oliva, que cubra el fondo.

-Cuando el aceite esté caliente echa una cebollita muy picadita y un pimiento verde troceado.

-Cuando la cebolla vaya estando transparente incorpora el higadito troceado y una hoja de laurel.

-Lo rehogas todo y finalmente le añades un machado de ajo y perejil co un chorrín de vinagre y un chorrín de agua  y lo dejas cocer a fuego lento 5minutos.

martes, 19 de julio de 2011

Juegos de mi infancia: Que vayan todos mis criaditos...






 


En mi infancia cuando más jugábamos y armábamos algarabías eran las noches de verano.
Noches calurosas, tórridas y noches alocadas...
Después de cenar las personas mayores sacaban las sillas a la puerta y todos los vecinos "tomaban el fresco" y  se hablaban a voces de una puerta a otra.

Mi padre siempre se colocaba en la calle, al lado de la ventana de la cocina y con la luz mortecina que salía para afuera leía su novela pistolera.
Mi madre y mis tías se sentaban en medio de la calle y hablaban sin parar.
Los niños nos sentábamos en el paseo y decidíamos a que jugaríamos esa noche.

Uno de nuestros juegos preferidos era: "Que vayan todos mis criaditos."

 Todos los niños se reunían entorno a un niño que ejercía de jefe y éste decía:

-Manda "quitales"... ( no se que significa..., es posible que fuera..., no sé...,).

- Manda los frailes...

-Que vayan todos mis criaditos, mis criaditos a besarle el culo a aquella señora del vestido negro... (por ejemplo)

-Y todos los niños salíamos corriendo, y disimuladamente había que enredar a la señora y hacer lo que nos había ordenado el jefe, entre risas y empujones, cumplíamos las ordenes.

-El último que llegaba la pagaba, se ponía en forma de burro y todos los niños, a la vez que íbamos cantando la canción, le íbamos sacudiendo la pavana.

La canción era:

"Acidera..."(acedera)

 Vinagrera...

Pavo real...

"Amagal"... (amagar)

 Y no "dal"......(Dar)

Un peñisquito  (pellisquito) en el culo...

 Y a "echal" (echar) a "volal" (Volar).





lunes, 18 de julio de 2011

SOPA DE CALABACÍN CON ALMEJAS





Lo siento mucho pero seguimos con los calabacines,  hay que ingeniárselas para dar salida a la cosecha de calabacines, la otra salida es como dice mi primo  “cano” Maxi, echárselos picados a las gallinas, pero yo de momento no tengo gallinas...

Elaboración:

-Cuece un calabacín troceado.

-Cuando esté cocido, le escurres un poco del agua y le añades un botecito de nata.

-En una sartén pon aceite a calentar y rehoga un puerro muy picadito .

-A continuación incorpora  las almejas con unas hebras de azafrán  a la sartén y las rehogas hasta que se abran.

-Tritura los calabacines junto con el bote de nata líquida con la batidora.

Por último le añades al calabacín triturado las almejas rehogadas con la salsilla que sueltan   y unos picatostes ( si no quieres poner picatostes puedes poner unos trocitos de pan integral en tostadas y un toque de pimienta molida).

jueves, 7 de julio de 2011

Tomates rellenos








 TOMATES RELLENOS:

-Vacía los tomates y guarda la pulpa.

-Haz un picadito con la pulpa del tomate, boca de mar, huevo duro, cebollita muy picadita, pepino y aceitunas negras picaditas.

-Lo aliñas todo con sal, aceite y vinagre .

-Con la mezcla rellenas los tomates.
CEBOLLAS TIERNAS RELLENAS








No creo que nadie de mi familia haga esta receta; son todos alérgicos al ajo y a la cebolla.

 Alérgicos..., alérgicos..., no es que sean,  pero no soportan el sabor del ajo y de la cebolla .

A mí me pasaba lo mismo hasta que un día decidí probarlos y ya nunca faltan en mis modestos guisos.

Elaboración:

-Bueno pues coge la cebolla y le cortas la caperuza a la cebolla y con un cuchillo le sacas la pulpa de la hasta hacer un hueco.
(Este es el  momento en que debes ponerte las gafas de natación,pues de lo contrario empezarás a llorar  y  no habrá consuelo posible que te haga parar)

-En una sartén pon aceite y pon a pochar la cebollina que has sacado de la cebolleta y le añades carne picada con un poquito de sal y tomate frito casero. No hace falta que la carne esté muy hecha.

-Rellena las cebollas con el rehogado y le pones encima pan rallado y una nuez de mantequilla y las metes al horno.

-Cuando veas que las cebollas se han rendido y están doraditas, las sacas del horno.

domingo, 3 de julio de 2011

LA PLAYA DE ZARZA




Nuestro pantano, es nuestra playa y tengo que decir que no tiene nada que envidiar
a ninguna playa costera, parece un poco chulesco, pero es así, es como una playa virgen, de aguas claras donde se ven pasar los peces a tu lado y en la orilla saltan los blases y las carpas.

Se nada de cine y no hay agobio de gentío y al fondo se ve Granadilla y el pinar.

Hay que estar ahí, a la tarde, a la puesta de sol para apreciar toda su belleza, o a primera hora de la mañana que las aguas son como espejos.

viernes, 1 de julio de 2011

Juegos de mi infancia: Alza la Malla







En verano, por las noches, después de cenar jugábamos al juego de "Alza la Malla".
Este juego, no era ni más ni menos que el famoso escondite.
No sé de dónde le viene el nombre de "alza la malla".

El juego consistía: que a un niño por sorteo le tocaba "quedarse" junto a un árbol o una pared, contando hasta que los demás niños se escondían.

Al acabar de contar decía:

Roda, ronda..., el que no se haya escondido que se esconda..., que lugar y tiempo ha tenido.

Salía en busca de los niños escondidos y como estaban desperdigados por todos los rincones, solía salir un niño corriendo y al llegar al árbol gritaba:

¡Alza la malla! por mí primero y por todos mis compañeros.

Si el juego se desenvolvía de esta forma, se volvía a quedar el mismo niño.
Solía pasar que casi siempre se quedaba el más "paquete" o el más pequeño.

Si pillaba a alguno en su escondite, salían los dos corriendo y gritaba el nombre del niño localizado en su guarida y a este le tocaba quedarse.