martes, 10 de diciembre de 2013

Marcha senderista al Calama




















































Este puente de la constitución hemos tenido en Zarza un tiempo excelente y nada mejor para desconectar que hacer una marcha, por aquí, cerquita del pueblo.

Me enteré que el grupo senderista de Zarza había organizado una marcha al Calama y me apunté a la "excursión" como yo las llamo, me gusta más que marcha, porque yo además de caminar me lo tomo como si fuera de excursión.
Yo voy mirándolo todo y haciendo fotos a todo lo que me gusta, eso de ir mirando al suelo y pensando en llegar a la meta en el menor tiempo posible es totalmente incompatible conmigo, por esa razón casi siempre llego la última, bueno y también porque yo soy más de llaneo... que de alturas...

Cuando salimos de Zarza teníamos, -2º de temperatura, nos dirigimos en coche hasta la zona de los cotos de Monforte, dejamos allí los coches junto a las vacas, que pacían plácidamente, y emprendimos el camino serpenteante hasta el Calama.

Nos quedamos rezagadas cuatro "chicas"; nos encontramos con un cruce de caminos y hubo un momento de confusión de si es por aquí..., o es por allí..., total que cogimos el camino incorrecto, pero rectificamos a tiempo y de repente apareció un pequeño valle, a la derecha del sendero, que estaba llenito de preciosas madroñeras con sus exquisitos frutos, los madroños, diciéndonos: "Cómeme..."
Y como podéis ver en las fotos no nos hicimos mucho de rogar y comimos madroños pero con cautela porque dicen que emborrachan tomados en exceso.

A todo esto, nuestros amigos bejaranos de cuatro zancadas ya estaban encaramados en el Calama. (Ellos están muy acostumbrados a esto de las alturas...)
Seguimos subiendo y disfrutando del bello paisaje, yo me estaba temiendo la subida final pues cuando subí hace diez años me tuvo que empujar mi amigo Germán el bombero porque no podía con mi alma.
 Pero nada, prueba superada, llegamos a la cima y allí en el Calama, embriagados por el bello panorama y el rico jugo de los madroños. Con la vista podíamos tocar  la sierra de Béjar, Cantagallo, Valdelageve, La Pesga, la Peña de Francia y el pantano de Gabriel y Galán.
Como hacía un día espléndido las vistas panorámicas eran excelentes desde allí arriba, tuvimos suerte de que no hubiera niebla, como sucede a veces.

Después de la foto decidimos bajar por el "maldito cortafuego". Yo..., ya bajé por allí hace diez años y juré que no lo volvería a hacer, pero a mí se me suele olvidar enseguida todo lo malo...
Como podéis ver el cortafuego es un pedregal de pizarras, con una pendiente exagerada de mil demonios.
Y aunque mis pies sufrieron bastante y mis uñitas se han puesto negras, mereció la pena bajar por allí y contemplar el inmenso lago del pantano entre pinares y la dehesa.

Volveré a subir al Calama, pero prometo acordarme del interminable "cortafuego" y bajar por el bonito camino de la subida entre pinos y madroños.

Al llegar abajo nos esperaba una buena comilona que Emérito y Luis nos habían preparado.
Todo estaba riquísimo y todas las calorías que había quemado las repuse en un momento...
Pero a ver quién era el guapo que se resistía un bocadillo de pancetita...

¡Un día precioso...!

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