domingo, 28 de septiembre de 2014

Pa... mi hermano Quique, 27 de Septiembre: El regato

< Esta entrada..., está dedicada a ti, Quique, hoy 27 de Septiembre, que es tu cumpleaños y hoy sólo te saco un año.
 Otra vez has cumplido años el último... ja, ja...
¿Te acuerdas lo mal que llevabas de pequeño que tú cumpleaños fuera el último de los seis?
 Y para remate el mío era el primero....
¿Y..., por qué ella hace los años la primera y yo el último?- Le decías a "mama".
 Ella se reía y decía este muchacho tiene unas ocurrencias...

  Hoy 27 de septiembre llueve a mares en Zarza, chorrea agua por todas partes. Y, de repente, al oír como caían las canales del "tejao" de la "empendá", y como corría el agua calle abajo me he acordado del Regato que teníamos delante de nuestra casa cuando éramos pequeños.
Y..., he recordado, que en septiembre, aunque se acababa el verano, empezaba para nosotros un cambio expectante, primero porque empezaban las clases..., libros nuevos, los forros, el babi nuevo y muy largo, o el viejo y rabicorto...
 La cartera, desgastada y pintarrajeada...
Volver a encontrarnos con los compañeros que en verano se iban pa el río y no volvían hasta septiembre...
 Y..., segundo, los juegos del otoño que eran muy divertidos...en la calle.
 ¿Te acuerdas que siempre llegabas el primero a la escuela y eras el primero de la fila?
Aun recuerdo con envidia oír decir a tú maestro, D. José, lo inteligente que eras y lo bien que te portabas en clase. Cosa que yo no podía entender, porque en casa estábamos todo el día zurrándonos la pavana.
Pero lo más divertido de septiembre era cuando llovía, torrencialmente, y... después de una buena tormenta, el Regato, que separaba nuestra casa de las escuelas y de la ermita, se llenaba de agua, entonces cobraba vida y pasaba de ser el meadero de los niños del pueblo a un lugar magnífico de entretenimiento y diversión.
Recuerdo que mirábamos a la calle con las narices mocosas pegadas al cristal, lleno de vaho, de la ventana del  comedor. Estábamos deseando que escampara para salir corriendo a la calle.
¡La que está cayendo, mirad que "crecía lleva el regato! -Decía mama-
Al momento se hacía un claro en el cielo y salíamos a la calle con aquéllas botas catiuskas negras con el forro blanco renegrío, lleno de pelotillas... y roto en el calcañar.
Íbamos derechitos al regato, soltábamos el barquito de papel y corríamos tras él hasta que se perdía, allí donde nuestro Regato se juntaba con otro que venia por detrás del Cristo y se formaba una gran balsa  de agua que anegaba toda la calle, y a tía Máxima, y a tía Tomasa, se les llenaba el patio de agua.
 ¡Ay, Dios mío!- gritaba tía Máxima con las manos en la cabeza...

Al rato, cuando ya no se oía ni un solo trueno salía a la calle nuestro amigo Eustáquio, que le daban pánico las tormentas, y creo que se escondía debajo de la cama, pero que no se resistía a no participar de los juegos en el regato.
Comenzaban a llegar muchachos y muchachas de la todas partes del pueblo y el regato cobraba vida.
Los más mayores lo saltaban de un lado al otro, orgullosos de su hazaña. Otros utilizaban una vara larga como pértiga para saltar.
Y, otros, como nosotros, nos metíamos a patas, con las botas catiuskas que acaban cantando como ranas...
Cuando ya iba pasando la "crecía", cogíamos de las paredes del regato la arcilla roja pegajosa y hacíamos bolindres y cacharritos de barro y después  los poníamos al sol para que se secaran.
-¿Quique? ¿Dónde está Quique? -decía "mama"-
-Está en el regato.
-Dile..., que se salga de ahí que luego se le infectan todas las heridas...
-¡Qué te salgas del regato, dice mamá!
-Mama, que no quiere salir y me está tirando pedruscazos...
-Ese muchacho es un calamuerzo, se va poner malo pa su cumpleaños...

¡Felicidades, Hermano!

¡Anda dile, ahora, a tus alumnos, que jueguen a saltar un regato y que suelten el móvil!
> Y,como colofón, esta... canción, para que recuerdes el día que fuimos a ver a Carlos Puebla al teatro Alcalá Palace; fue al principio de la democracia, creo que en el año 76 0 77.
Recuerda que llevamos al concierto tu radio casete y grabamos todo el concierto.
 Y fuimos, todo el camino, hasta llegar a la casa del Acuerdo cantando esta canción.
Por aquélla época ya nos llevábamos muy bien, ya no nos tirábamos piedras, ni nos dábamos patadas por debajo de la mesa...
Un abrazo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen relato que una vez más me ha emocionado con ese toque chisposo q te caracteriza.
Que cumpláis muchos más para recordar esos grandes momentos.
Besos
Mariche.

EPÍFISIS dijo...

Brigi, encantadora semblanza de otras épocas para felicitar a un hermano. Lo he leído como si fuera pa´mí, gracias.
Un beso cuñá